Con rodillo se pueden hacer multitud de acabados pero hay cuidados importantes para un buen acabado.
El primer paso y quizá el más importante es escurrir bien el sobrante de pintura que queda después de sumergir el rodillo. En esto estriba la diferencia para conseguir un buen acabado, trabajar menos y no manchar. El sistema más sencillo de escurrido es una placa de metal o plástico perforado metida en el barreño donde mojas el rodillo.
Suelen ser de plástico y de poco fondo. Tienen una parte plana para escurrir y una cubeta más profunda donde poner la pintura y mojar el rodillo. La técnica es la misma, mojar el rodillo completamente y después pasarlo por la zona de escurrido hasta que no gotee, pero sin llegar de dejarlo completamente seco.
Dependiendo del material que forra el rodillo se puede lograr acabados distintos.
Para acabados lisos -> De lana
Acabados picados -> De gomaespuma
Para superficies completamente planas -> De pelo corto
Moja el rodillo según consejos anteriores. En el primer momento tienen mucha pintura y puede gotear. Por ello has de moverlo de abajo a arriba hasta que gran parte de la pintura se quede en la pared. Si lo haces al contrario se producen chorretones y caen gotas al suelo. Extiende primero la pintura en una franja vertical y cuando veas que ya no salpica sigue pintado lo demás.
Puesto que el trazado queda muy visible, se trata de ahora extender lo más posible la pintura de modo que la franja vertical se borre y quede unida perfectamente al resto de la pared pintada. Mueve entonces el rodillo en todas direcciones hasta que la pintura tenga un aspecto uniforme.
Es esencial limpiar bien el rodillo para que no se estropee y tengan mayor dirección. Si paras un poco mantenlos en agua. Y para limpiarlos, simplemente bajo el grifo.
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